Una interpretación de los resultados electorales del 6 de noviembre en Nicaragua a partir de una contextualización histórica: se constituye un nuevo mapa político en Nicaragua
Los resultados de las elecciones nicaragüenses del 6 de noviembre expresan una rotunda victoria para el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y sus candidatos a presidente, vicepresidente y diputados. Informes de Consejo Supremo Electoral reportan una votación del 62,50% para la fuerza política que encabezó la revolución sandinista en 1979. Queremos contextualizar, a partir de algunos elementos históricos, esos resultados e interpretarlos para proyectar su incidencia en la vida del pueblo nicaragüense.
Los resultados de las elecciones nicaragüenses del 6 de noviembre expresan una rotunda victoria para el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y sus candidatos a presidente, vicepresidente y diputados. Informes de Consejo Supremo Electoral reportan una votación del 62,50% para la fuerza política que encabezó la revolución sandinista en 1979. Queremos contextualizar, a partir de algunos elementos históricos, esos resultados e interpretarlos para proyectar su incidencia en la vida del pueblo nicaragüense.
Estos resultados adquieren especial significado por ser el FSLN una fuerza política que fue por mucho tiempo objetivo central de los ataques de la política exterior norteamericana. Ronald Reagan, el Presidente comediante, en los años 80s, llegó al extremo de calificar a la revolución sandinista como una "amenaza para seguridad nacional de los Estados Unidos”. Independientemente de la criminal superficialidad de las administraciones Reagan-Bush, que desataron sobre Nicaragua una guerra no declarada que produjo más de 30.000 muertos, muchos miles de heridos, minusválidos, viudas y huérfanas/os, y pérdidas económicas evaluados por la Corte Internacional de Justicia de la ONU en 17.000 millones de dólares, fue con esa óptica que la gran prensa internacional cubrió los acontecimientos de Nicaragua. Para ellos, la lógica de la guerra fría, que engendró la llamada "guerra de baja intensidad” contra el pueblo nicaragüense, continua vigente.
Una vez que, en 1990, la sostenida guerra de agresión norteamericana, en un país destruido y agotado por esa guerra, obtuvo la derrota electoral de la revolución sandinista, la estrategia del imperio norteamericano fue reducir gradualmente al Frente Sandinista a ser un partido minoritario que jamás volviese a ser alternativa de poder. Como sabemos, las reglas del juego en las democracias ‘representativas'-restringidas, están diseñadas para que jueguen con ventaja los grupos aliados o representantes de las grandes corporaciones transnacionales. Y para que resulten permanentemente derrotados los grupos que representan los intereses populares. Como herramienta para desarrollar este escenario está privilegiar la influencia de los grandes capitales que apuestan a sus candidatos contando con grandes recursos económicos y con la magia de la TV y los medios de comunicación que ellos pueden comprar. Para ellos se trata de un trabajo de marketing, de promover "una imagen”, un producto comercial, terreno en el cual tienen mucha experiencia y todas las ventajas. Y si por algún imponderable pierden, con sus mismos medios de comunicación, pueden descalificar los resultados que les son adversos, como ha sucedido repetidas veces en Venezuela.
Contrariando ‘la estrategia de ser reducido a la mínima expresión', el Frente Sandinista en todas las elecciones desde 1990 mantuvo un importante piso electoral superior al 35%, logrando en las elecciones municipales del 2005 conquistar la Alcaldía de Managua y de la gran mayoría de las 16 capitales departamentales (con sólo 4 excepciones). En las elecciones de octubre de 2006, conquistó la presidencia de República, aunque no la mayoría parlamentaria, que quedó distribuida en dos grupos liberales.
La diferencia y novedad de los resultados del 2011 es que se ha conquistado una mayoría parlamentaria muy cercana a los 2/3. Tomando en cuenta la capacidad negociadora del Frente Sandinista, estos resultados abren a esta fuerza política la posibilidad real de hacer cambios jurídicos fundamentales en el andamiaje legal neoliberal construido por los gobiernos de ese signo entre 1990-2006.
¿Cómo ha sido posible que el FSLN, durante los años 90 de casi total hegemonía neoliberal en América Latina, consiguiera mantenerse como fuerza política importante, como una opción política real y recuperar el control del Estado? [Aunque sea de un Estado debilitado, con muchos de sus recursos privatizados y con restricciones para intervenir en la economía].
Una de las prácticas que han posibilitado este logro ha sido una efectiva línea de reconciliación con grupos de "contras” con raíces reales en la población rural. El sandinismo hizo un autocritica a sus formas de comunicación con el campesinado, a sus políticas rurales y a las formas en que se aplicaron los controles a la comercialización de la producción agrícola en el contexto de la guerra de los 80. Invirtió tiempo y diálogo para ganar la confianza de estos sectores, consiguiendo que la misma población rural percibiera que era más lo que unía a los campesinos pequeños y medianos entre sí -fuesen sandinistas o anti-sandinistas- que las diferencias ideológicas, a veces producto de la falta de comunicación, que los separaba. E hizo propuestas para hacer reparaciones (parciales) tanto a los ex combatientes sandinistas, como a los ex contras, ofreciendo para ambos programas de recuperación de la capacidad productiva.
Otro trabajo importante fue conseguir remover el temor que la propaganda anticomunista suele accionar en diferentes sectores la población, principalmente los pobres. A partir de su trabajo en las Alcaldías, la mayoría de los dirigentes sandinistas consiguen mostrar su sentido de buen gobierno, honestidad y eficiencia. Se consigue reducir el temor a posibles sanciones del gobierno norteamericano ante un triunfo sandinista, mostrando que ya no estamos en un mundo unipolar. Indiscutiblemente, el triunfo de la Revolución Bolivariana en Venezuela y la constitución de la Alianza Bolivariana de los Pueblos de Nuestra América - Alba (2004) y sus propuestas para los pueblos pobres de América Latina, fueron despertando también en sectores que no votaban por el Frente Sandinista la confianza en la posibilidad de alcanzar otro país diferente al desastre neoliberal de hambre y frustración, donde sea viable ir superando el lastre de la pobreza acumulada.
Otra labor que ayudó a sumar fuerzas ha sido el diálogo con el Cardenal Obando y su grupo de influencia. Esa negociación, difícil por el pasado de confrontaciones y por el papel que Mons. Obando jugó en los años 80s como aglutinador de la oposición, es especialmente polémica para los cristianos comprometidos con la revolución y los grupos que defienden el derecho a la vida de las mujeres, y ha supuesto costos dolorosos como la aceptación de la supresión del aborto terapéutico en caso de violación. A pesar de esos aspectos negativos, parece haber conseguido neutralizar una actitud antisandinista en sectores católicos tradicionales de la población y abrir un compás de espera en sectores beligerantes del clero que alimentan esa posición. Posiblemente sea oportuno replantear este diálogo en base al respeto de los derechos humanos de la población más fragilizada, de las mujeres pobres que son sometidas a violaciones y solo tienen la alternativa de los servicios públicos en salud.
En Nicaragua, desde 2007, se pusieron en marcha importantes transformaciones: los servicios de salud y la educación pública fueron asumidos con responsabilidad por el Estado, ampliando su cobertura, estableciendo su gratuidad y prohibiendo los cobros ‘voluntarios' que se habían vuelto práctica común en escuelas públicas y centros de salud; se estabilizó el suministro de energía eléctrica que en desde 2003 venía teniendo interrupciones diarias hasta de cuatro horas; se ha venido ampliando la cobertura de agua potable y alcantarillado sanitario. Otro paso importante ha sido el apoyo a la reactivación económica, principalmente agropecuaria, logrando el aumento de la producción de alimentos básicos, permitiendo incluso la exportación de algunos alimentos y la reconstitución de una red de distribución de productos básicos a precios regulados, lo que funciona también como un control indirecto de los precios de los alimentos básicos. Todo lo anterior se dio manteniendo los niveles de exportación de los rubros tradicionales: café, azúcar y derivados de la caña de azúcar, carne bovina y mejorando los ingresos en concepto de turismo.
Toda esta recuperación económica no habría sido posible sin el apoyo de los programas de Alba, que han asegurado: el suministro seguro de hidrocarburos en condiciones preferenciales; fondos de créditos para reactivación de economía, especialmente de los pequeños y medianos productores; mantenimiento de la red vial y construcción de nuevos caminos y carreteras; fondos para el desarrollo comunitario administrados por las alcaldías. Toda la proyección del ALBA funciona promoviendo la integración a partir de los principios de complementariedad, solidaridad e intercambio justo.
Entre las obras emblemáticas emprendidas en 2009 está la construcción de la refinería de petróleo -"El Supremo Sueño de Bolívar”- y un complejo petroquímico adjunto. Al ser concluida, en 2013, la refinería tendrá capacidad de procesar 250.000 barriles de petróleo, en diferentes subproductos, garantizando el consumo de petróleo de Nicaragua y generando un excedente exportable a Centroamérica e incluso al Asia, ya que la refinería está siendo construida en las cercanías de Puerto Sandino (en el Pacífico Nicaragüense). El modelo de inversión conjunta propuesta por el Alba en nada se parece a las inversiones de las corporaciones petroleras internacionales. El Estado de Nicaragua, aporta las tierras, la facilidad geográfica y un empréstito de PDVSA, será el propietario del 51% del emprendimiento; el resto es de PDVSA. Es realmente una inversión que favorece al pueblo nicaragüense, al mismo tiempo que facilitará la exportación de los derivados del petróleo venezolano al Asia.
También desde 2007 se ha logrado establecer una relación diferente con los grandes medios de comunicación que, como una línea informativa habitual, descalifican el accionar de los movimientos populares y de los gobiernos que trabajan en esa misma línea, como los gobiernos de los países integrantes del Alba. Los gobiernos neoliberales entregaban la mayor parte de la publicidad estatal a los principales canales de Televisión, Radiodifusoras y a los dos mayores diarios impresos. El gobierno sandinista disponibilizó la publicidad estatal a las radioemisoras medianas y pequeñas, a periodistas que adquirían un espacio en las radios y canales de TV y favoreció la constitución de nuevos canales de Televisión. El resultado -a cinco años de estos cambios- es que los medios hegemónicos no consiguen descalificar las acciones del gobierno; ni desvirtuar su relación con la población. Las últimas elecciones son una prueba de ello. Poco a poco la población nicaragüense se va volviendo mejor informada, más crítica e perspicaz para percibir y defender sus intereses.
Al concluir el período de gobierno iniciado en 2006, el balance en avances sociales es positivo: gracias a la reorganización de la educación de adultos y a la implementación del programa de alfabetización cubano "Yo si puedo”, el analfabetismo se ha reducido al 6%, y el número de personas estudiando en las diferentes modalidades sobrepasa un millón. La atención primaria en salud cubre la totalidad de país, y se han concretado avances en la atención de algunas especialidades en la red pública, específicamente en la atención a los problemas de la vista.
Hay estabilidad en los índices macroeconómicos.
A pesar de la crisis financiera del 2008, Nicaragua mantuvo el nivel de sus exportaciones tradicionales y, en el 2011, la inversión extranjera en su conjunto superará los mil millones de dólares. Esta inversión tendrá un impacto visible, en un país con apenas 6 millones de habitantes. Otro logro significativo es haber conseguido una reducción en el índice de la desigualdad social, del orden de 9,58%.
Lógicamente queda mucho por hacer pues el país sufrió tres guerras consecutivas, de las que llevará tiempo recuperarse: la guerra de liberación nacional, vivida intensamente entre 1978-79; la guerra contrarrevolucionaria (1981-1989); y la implacable guerra económica neoliberal (1990-2006). Ese proceso nos llevó, por citar solo un ejemplo entre muchos, a tener un 30% de desnutrición infantil en 2006, en un país con excelentes tierras para la agricultura.
En la nueva coyuntura, Nicaragua tiene buenas oportunidades para seguir saliendo de esta dolorosa situación de deterioro. Para comenzar, cuenta con unos de los menores índices de inseguridad ciudadana y de violencia en la región centroamericana; cuenta con estabilidad política y con una institución policial que ha sido poco permeada por la corrupción del narcotráfico, lo cual es muy significativo si pensamos en la situación vivida en México y Guatemala.
Ya se está desarrollando un conjunto de programas sociales (educación, salud, reactivación de la economía popular) inspirados en las líneas generales del Alba, que ya cuentan con fuentes de financiamiento y las experiencias de otros países hermanos.
Uno de los obstáculos para avanzar en la línea de reducir inequidades es el conjunto de leyes neoliberales, aprobadas en las legislaturas anteriores (1990-2006), las que no se pudieron cambiar hasta ahora por no tener mayoría parlamentaria.
Los resultados electorales establecen que el FSLN tendrá una clara mayoría parlamentaria contando con 62 de los 92 diputados, por lo cual podemos esperar que se pueda remover los impedimentos jurídicos que obstaculizan los planes estratégicos de desarrollo trabajados dentro de las líneas estratégicas del Alba. En esta nueva etapa, las presiones de las fuerzas neoliberales no se expresarán en una oposición con fuerza en la Asamblea Nacional; más bien vendrán como presiones de tipo económica, con medidas de la administración norteamericana que puedan obstaculizar los avances de la economía nicaragüense.
En la línea de alcanzar nuevas posibilidades, apuntamos algunos desafíos para la nueva etapa del proceso nicaragüense, que ahora serán enfrentados desde una nueva correlación de fuerzas.
Como punto básico, se aprecia el desafío de fortalecer los procesos de organización popular, mejorando aun más los mecanismos de participación ciudadana a todos los niveles; teniendo conciencia que el control del Estado es hecho y que, por un lado, genera posibilidades de fortalecer la organización popular; pero, por otro lado, la dificulta. Cuando las cosas vienen de arriba, tienen menos fortaleza que cuando se conquistan desde abajo a costo de mayores esfuerzos.
El desafío está planteado a la creatividad del Frente Sandinista y las organizaciones populares protagonistas del proceso nicaragüense:
A. Para reducir la dependencia de la ayuda externa, aún de la solidaria Alba, se impone una integral reforma tributaria, mediante la cual paguen más impuestos quienes más ganan. Sería una medida de justicia, para que los programas sociales sean sustentados en una mayor proporción por la economía nicaragüense.
B. Profundizar los programas de producción de alimentos, apoyando aún más los esfuerzos de pequeños y medianos productores.
C. Ahora que se ha logrado ampliar la cobertura de los servicios de salud y educación, empeñarse en un esfuerzo por mejorar su calidad, subiendo el porcentaje del presupuesto nacional dedicado a estos rubros.
D. Continuar trabajando en transformar la matriz energética del país, reduciendo la dependencia de los hidrocarburos e invirtiendo en la generación de energías limpias: eólica e hidroeléctrica.
E. Defensa Radical de nuestra biodiversidad, invirtiendo a fondo en la protección de todos nuestros recursos hídricos las cuencas de nuestros lagos y ríos, especialmente el Lago Cocibolca; cerrando claramente el paso a la explotación minera depredadora, contaminadora y destructora de la biodiversidad.
Tenemos confianza en que el FSLN sabrá conjugar la sabiduría política con la fidelidad a los intereses populares para lograr los mejores resultados posibles en esta nueva etapa de la historia de Nicaragua, etapa de grandes posibilidades a pesar de la crisis internacional que se está viviendo.
Sábado, 19 de Noviembre de 2011 01:12
Por Ricardo Zúniga García, Adital.
Una vez que, en 1990, la sostenida guerra de agresión norteamericana, en un país destruido y agotado por esa guerra, obtuvo la derrota electoral de la revolución sandinista, la estrategia del imperio norteamericano fue reducir gradualmente al Frente Sandinista a ser un partido minoritario que jamás volviese a ser alternativa de poder. Como sabemos, las reglas del juego en las democracias ‘representativas'-restringidas, están diseñadas para que jueguen con ventaja los grupos aliados o representantes de las grandes corporaciones transnacionales. Y para que resulten permanentemente derrotados los grupos que representan los intereses populares. Como herramienta para desarrollar este escenario está privilegiar la influencia de los grandes capitales que apuestan a sus candidatos contando con grandes recursos económicos y con la magia de la TV y los medios de comunicación que ellos pueden comprar. Para ellos se trata de un trabajo de marketing, de promover "una imagen”, un producto comercial, terreno en el cual tienen mucha experiencia y todas las ventajas. Y si por algún imponderable pierden, con sus mismos medios de comunicación, pueden descalificar los resultados que les son adversos, como ha sucedido repetidas veces en Venezuela.
Contrariando ‘la estrategia de ser reducido a la mínima expresión', el Frente Sandinista en todas las elecciones desde 1990 mantuvo un importante piso electoral superior al 35%, logrando en las elecciones municipales del 2005 conquistar la Alcaldía de Managua y de la gran mayoría de las 16 capitales departamentales (con sólo 4 excepciones). En las elecciones de octubre de 2006, conquistó la presidencia de República, aunque no la mayoría parlamentaria, que quedó distribuida en dos grupos liberales.
La diferencia y novedad de los resultados del 2011 es que se ha conquistado una mayoría parlamentaria muy cercana a los 2/3. Tomando en cuenta la capacidad negociadora del Frente Sandinista, estos resultados abren a esta fuerza política la posibilidad real de hacer cambios jurídicos fundamentales en el andamiaje legal neoliberal construido por los gobiernos de ese signo entre 1990-2006.
¿Cómo ha sido posible que el FSLN, durante los años 90 de casi total hegemonía neoliberal en América Latina, consiguiera mantenerse como fuerza política importante, como una opción política real y recuperar el control del Estado? [Aunque sea de un Estado debilitado, con muchos de sus recursos privatizados y con restricciones para intervenir en la economía].
Una de las prácticas que han posibilitado este logro ha sido una efectiva línea de reconciliación con grupos de "contras” con raíces reales en la población rural. El sandinismo hizo un autocritica a sus formas de comunicación con el campesinado, a sus políticas rurales y a las formas en que se aplicaron los controles a la comercialización de la producción agrícola en el contexto de la guerra de los 80. Invirtió tiempo y diálogo para ganar la confianza de estos sectores, consiguiendo que la misma población rural percibiera que era más lo que unía a los campesinos pequeños y medianos entre sí -fuesen sandinistas o anti-sandinistas- que las diferencias ideológicas, a veces producto de la falta de comunicación, que los separaba. E hizo propuestas para hacer reparaciones (parciales) tanto a los ex combatientes sandinistas, como a los ex contras, ofreciendo para ambos programas de recuperación de la capacidad productiva.
Otro trabajo importante fue conseguir remover el temor que la propaganda anticomunista suele accionar en diferentes sectores la población, principalmente los pobres. A partir de su trabajo en las Alcaldías, la mayoría de los dirigentes sandinistas consiguen mostrar su sentido de buen gobierno, honestidad y eficiencia. Se consigue reducir el temor a posibles sanciones del gobierno norteamericano ante un triunfo sandinista, mostrando que ya no estamos en un mundo unipolar. Indiscutiblemente, el triunfo de la Revolución Bolivariana en Venezuela y la constitución de la Alianza Bolivariana de los Pueblos de Nuestra América - Alba (2004) y sus propuestas para los pueblos pobres de América Latina, fueron despertando también en sectores que no votaban por el Frente Sandinista la confianza en la posibilidad de alcanzar otro país diferente al desastre neoliberal de hambre y frustración, donde sea viable ir superando el lastre de la pobreza acumulada.
Otra labor que ayudó a sumar fuerzas ha sido el diálogo con el Cardenal Obando y su grupo de influencia. Esa negociación, difícil por el pasado de confrontaciones y por el papel que Mons. Obando jugó en los años 80s como aglutinador de la oposición, es especialmente polémica para los cristianos comprometidos con la revolución y los grupos que defienden el derecho a la vida de las mujeres, y ha supuesto costos dolorosos como la aceptación de la supresión del aborto terapéutico en caso de violación. A pesar de esos aspectos negativos, parece haber conseguido neutralizar una actitud antisandinista en sectores católicos tradicionales de la población y abrir un compás de espera en sectores beligerantes del clero que alimentan esa posición. Posiblemente sea oportuno replantear este diálogo en base al respeto de los derechos humanos de la población más fragilizada, de las mujeres pobres que son sometidas a violaciones y solo tienen la alternativa de los servicios públicos en salud.
En Nicaragua, desde 2007, se pusieron en marcha importantes transformaciones: los servicios de salud y la educación pública fueron asumidos con responsabilidad por el Estado, ampliando su cobertura, estableciendo su gratuidad y prohibiendo los cobros ‘voluntarios' que se habían vuelto práctica común en escuelas públicas y centros de salud; se estabilizó el suministro de energía eléctrica que en desde 2003 venía teniendo interrupciones diarias hasta de cuatro horas; se ha venido ampliando la cobertura de agua potable y alcantarillado sanitario. Otro paso importante ha sido el apoyo a la reactivación económica, principalmente agropecuaria, logrando el aumento de la producción de alimentos básicos, permitiendo incluso la exportación de algunos alimentos y la reconstitución de una red de distribución de productos básicos a precios regulados, lo que funciona también como un control indirecto de los precios de los alimentos básicos. Todo lo anterior se dio manteniendo los niveles de exportación de los rubros tradicionales: café, azúcar y derivados de la caña de azúcar, carne bovina y mejorando los ingresos en concepto de turismo.
Toda esta recuperación económica no habría sido posible sin el apoyo de los programas de Alba, que han asegurado: el suministro seguro de hidrocarburos en condiciones preferenciales; fondos de créditos para reactivación de economía, especialmente de los pequeños y medianos productores; mantenimiento de la red vial y construcción de nuevos caminos y carreteras; fondos para el desarrollo comunitario administrados por las alcaldías. Toda la proyección del ALBA funciona promoviendo la integración a partir de los principios de complementariedad, solidaridad e intercambio justo.
Entre las obras emblemáticas emprendidas en 2009 está la construcción de la refinería de petróleo -"El Supremo Sueño de Bolívar”- y un complejo petroquímico adjunto. Al ser concluida, en 2013, la refinería tendrá capacidad de procesar 250.000 barriles de petróleo, en diferentes subproductos, garantizando el consumo de petróleo de Nicaragua y generando un excedente exportable a Centroamérica e incluso al Asia, ya que la refinería está siendo construida en las cercanías de Puerto Sandino (en el Pacífico Nicaragüense). El modelo de inversión conjunta propuesta por el Alba en nada se parece a las inversiones de las corporaciones petroleras internacionales. El Estado de Nicaragua, aporta las tierras, la facilidad geográfica y un empréstito de PDVSA, será el propietario del 51% del emprendimiento; el resto es de PDVSA. Es realmente una inversión que favorece al pueblo nicaragüense, al mismo tiempo que facilitará la exportación de los derivados del petróleo venezolano al Asia.
También desde 2007 se ha logrado establecer una relación diferente con los grandes medios de comunicación que, como una línea informativa habitual, descalifican el accionar de los movimientos populares y de los gobiernos que trabajan en esa misma línea, como los gobiernos de los países integrantes del Alba. Los gobiernos neoliberales entregaban la mayor parte de la publicidad estatal a los principales canales de Televisión, Radiodifusoras y a los dos mayores diarios impresos. El gobierno sandinista disponibilizó la publicidad estatal a las radioemisoras medianas y pequeñas, a periodistas que adquirían un espacio en las radios y canales de TV y favoreció la constitución de nuevos canales de Televisión. El resultado -a cinco años de estos cambios- es que los medios hegemónicos no consiguen descalificar las acciones del gobierno; ni desvirtuar su relación con la población. Las últimas elecciones son una prueba de ello. Poco a poco la población nicaragüense se va volviendo mejor informada, más crítica e perspicaz para percibir y defender sus intereses.
Al concluir el período de gobierno iniciado en 2006, el balance en avances sociales es positivo: gracias a la reorganización de la educación de adultos y a la implementación del programa de alfabetización cubano "Yo si puedo”, el analfabetismo se ha reducido al 6%, y el número de personas estudiando en las diferentes modalidades sobrepasa un millón. La atención primaria en salud cubre la totalidad de país, y se han concretado avances en la atención de algunas especialidades en la red pública, específicamente en la atención a los problemas de la vista.
Hay estabilidad en los índices macroeconómicos.
A pesar de la crisis financiera del 2008, Nicaragua mantuvo el nivel de sus exportaciones tradicionales y, en el 2011, la inversión extranjera en su conjunto superará los mil millones de dólares. Esta inversión tendrá un impacto visible, en un país con apenas 6 millones de habitantes. Otro logro significativo es haber conseguido una reducción en el índice de la desigualdad social, del orden de 9,58%.
Lógicamente queda mucho por hacer pues el país sufrió tres guerras consecutivas, de las que llevará tiempo recuperarse: la guerra de liberación nacional, vivida intensamente entre 1978-79; la guerra contrarrevolucionaria (1981-1989); y la implacable guerra económica neoliberal (1990-2006). Ese proceso nos llevó, por citar solo un ejemplo entre muchos, a tener un 30% de desnutrición infantil en 2006, en un país con excelentes tierras para la agricultura.
En la nueva coyuntura, Nicaragua tiene buenas oportunidades para seguir saliendo de esta dolorosa situación de deterioro. Para comenzar, cuenta con unos de los menores índices de inseguridad ciudadana y de violencia en la región centroamericana; cuenta con estabilidad política y con una institución policial que ha sido poco permeada por la corrupción del narcotráfico, lo cual es muy significativo si pensamos en la situación vivida en México y Guatemala.
Ya se está desarrollando un conjunto de programas sociales (educación, salud, reactivación de la economía popular) inspirados en las líneas generales del Alba, que ya cuentan con fuentes de financiamiento y las experiencias de otros países hermanos.
Uno de los obstáculos para avanzar en la línea de reducir inequidades es el conjunto de leyes neoliberales, aprobadas en las legislaturas anteriores (1990-2006), las que no se pudieron cambiar hasta ahora por no tener mayoría parlamentaria.
Los resultados electorales establecen que el FSLN tendrá una clara mayoría parlamentaria contando con 62 de los 92 diputados, por lo cual podemos esperar que se pueda remover los impedimentos jurídicos que obstaculizan los planes estratégicos de desarrollo trabajados dentro de las líneas estratégicas del Alba. En esta nueva etapa, las presiones de las fuerzas neoliberales no se expresarán en una oposición con fuerza en la Asamblea Nacional; más bien vendrán como presiones de tipo económica, con medidas de la administración norteamericana que puedan obstaculizar los avances de la economía nicaragüense.
En la línea de alcanzar nuevas posibilidades, apuntamos algunos desafíos para la nueva etapa del proceso nicaragüense, que ahora serán enfrentados desde una nueva correlación de fuerzas.
Como punto básico, se aprecia el desafío de fortalecer los procesos de organización popular, mejorando aun más los mecanismos de participación ciudadana a todos los niveles; teniendo conciencia que el control del Estado es hecho y que, por un lado, genera posibilidades de fortalecer la organización popular; pero, por otro lado, la dificulta. Cuando las cosas vienen de arriba, tienen menos fortaleza que cuando se conquistan desde abajo a costo de mayores esfuerzos.
El desafío está planteado a la creatividad del Frente Sandinista y las organizaciones populares protagonistas del proceso nicaragüense:
A. Para reducir la dependencia de la ayuda externa, aún de la solidaria Alba, se impone una integral reforma tributaria, mediante la cual paguen más impuestos quienes más ganan. Sería una medida de justicia, para que los programas sociales sean sustentados en una mayor proporción por la economía nicaragüense.
B. Profundizar los programas de producción de alimentos, apoyando aún más los esfuerzos de pequeños y medianos productores.
C. Ahora que se ha logrado ampliar la cobertura de los servicios de salud y educación, empeñarse en un esfuerzo por mejorar su calidad, subiendo el porcentaje del presupuesto nacional dedicado a estos rubros.
D. Continuar trabajando en transformar la matriz energética del país, reduciendo la dependencia de los hidrocarburos e invirtiendo en la generación de energías limpias: eólica e hidroeléctrica.
E. Defensa Radical de nuestra biodiversidad, invirtiendo a fondo en la protección de todos nuestros recursos hídricos las cuencas de nuestros lagos y ríos, especialmente el Lago Cocibolca; cerrando claramente el paso a la explotación minera depredadora, contaminadora y destructora de la biodiversidad.
Tenemos confianza en que el FSLN sabrá conjugar la sabiduría política con la fidelidad a los intereses populares para lograr los mejores resultados posibles en esta nueva etapa de la historia de Nicaragua, etapa de grandes posibilidades a pesar de la crisis internacional que se está viviendo.
Sábado, 19 de Noviembre de 2011 01:12
Por Ricardo Zúniga García, Adital.