carlos corea lacayo
DICEN QUE LA INFORMACIÓN ES PODER, pero la capacidad de manejar la información o incluso desinformar a grandes masas de población es el verdadero poder en la actualidad.
(Miguel Pedrero, Capítulo 9 Las Cloacas del Poder, el Fino Arte de la Manipulación , 2004. España:
Ediciones Nowtilus.)
I—En 1995, el Doctor Robert N. Proctor profesor de Historia de las Ciencias y Tecnología de la Universidad de Stanford, acuñó el término Agnotología como el estudio de la producción de información para la diseminación de la ignorancia y de la duda; y un ejemplo primario, según Doctor Proctor, es el esfuerzo de la industria tabacalera—bajo un manto “científico”— para crear dudas sobre los riesgos de cáncer entre las personas fumadoras. Mas adelante la Dra. Linda Schiebinger, del mismo Departamento y a su vez Directora del Instituto Clayman de Investigaciones de Género de Stanford, agregaba que “la ignorancia no es solamente la ausencia de conocimiento sino también que el resultado de la lucha política y cultural”.
II—Cosmo Gordon, Arzobispo de Canterbury, fue el primero en usar en 1937 el término “armas de destrucción masiva”, en referencia al bombardeo aéreo de Guernica, España el 26 de abril del mismo año (erróneamente muchos historiadores aseguran que este fue el primer bombardeo aéreo de la historia en contra de civiles, olvidándose de las masacres cometidas en Nicaragua por la aviación estadounidenses en el marco de la Rebelión de Sandino entre 1927 y 1934).
En el 2003, George W. Bush, el presidente # 43 de los Estados Unidos (2001-2009), usó el término y lo familiarizó globalmente para generar apoyo a la invasión a Iraq. A partir de la utilización del término, la mayoría de los medios de comunicación del planeta—sin investigar adecuadamente, representaron a las “Armas de Destrucción Masiva” (WMD por sus siglas en ingles) como una amenaza monolítica para la paz mundial. El resultado conocido hoy en día es que las muy famosas WMD en manos iraquíes fueron una ficción creada como estrategia política para justificar las aventuras militares estadounidenses en el marco post 11 de septiembre. A la luz de la Agnotología, la ficción del Presidente Bush fue un intento claro de producción de información para la diseminación de la ignorancia y para manipular a un público no acostumbrado a cuestionar las “verdades” amparadas por las redes mediáticas, ni a pensar de manera crítica.
III—Las elecciones nicaragüenses de 1984 mostraron que el 75 porciento de las personas registradas en el padrón electoral, ejercitaron su derecho, dando la victoria al FSLN con el 63 porciento de los votos y 61 de los 96 escaños de la recién establecida Asamblea Nacional; haciendo que el Daniel Ortega se convirtiera en el primer presidente elegido democráticamente en Nicaragua. Meses antes de las elecciones, la Administración Reagan, en un esfuerzo profético, había denunciado esos próximos comicios como “una farsa al estilo Soviético”.
En las elecciones nacionales de 1990, el FSLN obtuvo un 40.82 porciento ante el 54.74 porciento de la coalición de la UNO, y es la primera vez en la historia en la que un partido entrega el poder después de haberlo obtenido por la vía de las armas, dando con esta actuación muestras de respeto a la dinámica democrática y a la voluntad popular expresada en las urnas electorales.
En el 2006, después de 16 años en la oposición, el FSLN ganó las elecciones nacionales con un 38 porciento de los votos. La derecha nacional minimizó la victoria ridiculizando el porcentaje obtenido en las urnas—que claro está fue superior al de resto de candidatos de la contienda; y, luego durante todo el período 2007-2011, trató de quitarle su legitimidad alegando que esa victoria fue el resultado de un Pacto Libero-Sandinista. Al igual que en las elecciones de 1984, la derecha se entregó con alma y corazón a la Agnotología: a la creación de información destinada a crear una ficción que se convertiría en el elemento clave para desarrollar una estrategia política discursiva capaz de crear dudas sobre la legitimidad de la voluntad popular.
Para las elecciones municipales del 2008, la derecha nacional había clamado fraude anticipadamente, y luego que el FSLN ganó más de 100 Alcaldías de las 153 en toda la nación, usó esta ficción como una estrategia política para cabildear sanciones económicas en contra de Nicaragua y para amplificar su propio perfil como fuerza política democrática víctima de una dictadura en ciernes, y por lo tanto meritoria de la filantropía estadounidense canalizada por los brazos benevolentes del NED, USAID, IRI, NDI y otros que ayudan generosamente a la creación y mantenimiento operativo de muchas ONGs democráticas, entre ellas el Movimiento por Nicaragua, el Movimiento Autónomo de Mujeres, la Coordinadora Civil y otras.
Como resultado de esta campaña basada en la ficción del fraude bajo un “manto” democrático (no es este un eco de las WMD?), los gobiernos de los Estados Unidos y la Unión Europea cortaron mas de $100 millones en fondos de cooperación para el desarrollo, que rápidamente—en un gesto de solidaridad sin precedentes—fueron reemplazados por fondos del ALBA. No es una sorpresa el decir que inmediatamente los fondos del ALBA y el ALBA misma se convirtieron en los nuevos enemigos de la derecha y en otro eje de ataque contra el gobierno Sandinista.
Para las elecciones nacionales de noviembre del 2011, la derecha comenzó a predecir el fraude electoral con 9 meses de anticipación: en un artículo por Ariel Montoya—antiguo Secretario Privado del Presidente Enrique Bolaños, titulado “Perspectivas de fraude electoral en Nicaragua” y publicado el 26 de febrero del 2011 en el diario El Mundo de El Salvador, el autor profetizaba el fraude para las elecciones a tantos meses de distancia .
Durante los meses subsiguientes, la mayoría de los articulistas de la derecha (PLI, PLC, MRS y ONGs afines), se dedicaron a llenar las páginas de los dos diarios de circulación nacional, con predicciones similares, convirtiendo a la derecha nacional en un espacio lleno de intelectuales “fraudólogos” o “fraudologistas”—una nueva categoría de Agnotologistas con fachada de analistas políticos.
La única excepción de los analistas de la derecha nacional, fue la intervención del Dr. Arturo Cruz el primero de noviembre (5 días antes de las elecciones) en el Canal 8 de la televisión nicaragüense y quien, después de hacer un análisis de las encuestas de todas las tendencias, de las críticas a la reelección y del fortalecimiento del gobierno en su gestión pública, dijo que “lo más probable es que el Presidente Ortega se va a reelegir con márgenes sorprendentes”, dejando caer un balde de agua fría al discurso profético de la derecha nacional (lea la entrevista en el link: http://sandino.typepad.com/poltica_nica/2011/11/arturo-cruz-el-presidente-ortega-se-va-a-reelegir-con-m%C3%A1rgenes-sorprendentes.html )
Las elecciones dejaron unos resultados oficiales nada sorprendentes:
Partido político |
Porcentaje |
Numero de votos |
Relación de votos respecto al FSLN. |
PLC |
5.91 |
148,507 |
10.56 = 1 |
FSLN |
62.46 |
1.569,287 |
1 = 1 |
ALN |
0.40 |
10,003 |
156.88 = 1 |
APRE |
0.23 |
5,898 |
266.07 = 1 |
PLI |
31.00 |
778,889 |
2.01 = 1 |
Estos resultados estuvieron en armonía con dos posiciones irreconciliables:
- Fueron congruentes con las encuestas de todas las tendencias políticas y con la visión positiva de la población en repuesta a la implementación de los proyectos sociales establecidos y ejecutados por el gobierno Sandinista, que fueron cruciales para el fortalecimiento de la gestión gubernamental.
- Calzaban perfectamente con la profecía de la derecha nacional: para que se diera un fraude, la derecha tenía que perder las elecciones.De esta manera pues, el clamor del fraude vino a ser la póliza de seguros retórica ante la inminente victoria electoral Sandinista.
CONCLUSION
Por las razones enumeradas y por su propio contexto, para la derecha nacional la victoria era inalcanzable: estaba y sigue estando dividida, los candidatos fueron fabricados artificialmente: sin liderazgo, sin trayectoria, sin arraigo popular, manchados de corrupción, sin plataforma política social o cultural capaz de apelar a los intereses de las grandes mayorías y con un pasado reciente de 16 años de gobierno que se caracterizaron por el saqueo irrestricto y sin compasión de las arcas del Estado.
Otro factor que hay que agregar y que es a lo mejor uno de los mas importantes: la derecha nacional, en ninguna de las cuatro elecciones en las que ha lanzado la acusación del fraude, ha podido presentar pruebas concretas y sistemáticas, por lo que esa acusación tan consistente levanta las sospechas de que bien podría ser:
A) Al igual que las WMD en el caso de Iraq, un instrumento discursivo ficticio, una excusa para esconder el fracaso político de la derecha y una herramienta estratégica para justificar cualquier agresión política, financiera o diplomática en contra de Nicaragua.
B) Una manera de presentarse así misma como víctima para seguir gozando de la benevolencia estadounidense, quien tiene años de estar “invirtiendo” millones de dólares en Nicaragua para el fortalecimiento de la derecha nacional, haciendo que la filantropía norteamericana sea una fuente de trabajo bien remunerado para una gran cantidad de líderes y notables de ese sector en decadencia. Para los filántropos estadounidenses es mas fácil lidiar con el hecho de que sus muchachos perdieron ante un fraude, que decir que perdieron por ser incompetentes.
C) Una estrategia hoy en día incrustada en la agenda mediática nacional, y a largo plazo para sincronizar—con los planes democráticos de los Estados Unidos para la región, , un golpe en contra de un gobierno populista, dictatorial y fraudulento del Sandinismo en Nicaragua, y por efectos de su onda expansiva, un golpe en contra del ALBA, el bastión de resistencia mas importante de la América Latina en contra de las agresiones estadounidenses—tan presentes en la historia de todos nuestros pueblos.
En la lucha política y cultural, la derecha maneja una importante cantidad de medios escritos, televisivos y radiales, haciendo relativamente fácil el diseminar la ficción del fraude—como una “verdad” amparada por las redes mediáticas—para sembrar la duda y para atacar la legitimidad de la voluntad popular expresada en las urnas y así continuar su labor histórica de explotación y de mentiras.
Por el momento, a como el niño de la fábula que gritaba “Viene el lobo!”, la ficción del fraude no ha alcanzado su propósito. Bajo el gobierno popular del FSLN, hay un pueblo unido dispuesto a defender el poder ganado durante el Sandinismo: El Poder del Pueblo!